Oración Modelo – Jesús y Sus Discípulos
Jesús a menudo habló con sus discípulos sobre la importancia de la oración. Nosotros a menudo consideramos el Padre Nuestro (Mateo 6:9-13) como la oración modelo de Jesús, pero él compartió mucho más acerca de la oración con sus discípulos.
Oración Modelo – Orando en el Nombre de Jesús
Curiosamente, antes de esto, Jesús no había sugerido que los discípulos oraran en su nombre. La oración modelo no incluye tal declaración. Pero al encontrarse en el umbral de toda una nueva era de vida, Jesús los instruyó a orar en su nombre—pedirle al Padre en nombre del Hijo. Cuando salieron por la puerta del aposento alto—y especialmente cuando salieron de otro aposento alto alrededor de cincuenta días más tarde, en Pentecostés—su mundo iba a ser infinitamente diferente. Habían entrado a un nuevo mundo de guerra espiritual. El maligno, cuyo calcañar había sido herido en la cruz, agravaría el conflicto espiritual al ser establecida la iglesia de Jesucristo en Pentecostés, con el derramamiento del Espíritu Santo.
En el aposento alto, Jesús les dijo que venía un cambio radical en relación a la oración modelo: "De cierto os digo, que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará" (Juan 16:23). ¿Por qué nos dará el Padre lo que pidamos en el nombre de Jesús? La respuesta es bastante sencilla: lo hará siempre y cuando estemos cumpliendo la misión que Jesús nos dio. Si regresamos a un momento anterior de esa noche, cuando Jesús discutía acerca de la vid y los pámpanos, entenderemos por qué: "No me elegisteis vosotros a Mí, sino Yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto -- y vuestro fruto permanezca. Para que todo lo que pidiereis al Padre en Mi nombre, Él os lo dé” (Juan 15:16–17).
Oración Modelo – Id y Dad Fruto
El proceso mediante el cual el Padre nos dará lo que le pidamos está ligados directamente a nuestro encargo de ir y dar fruto. El Padre nos dará lo que necesitemos para lograr esta tarea fundamental de dar un fruto duradero para el reino de Dios. Contestará nuestras oraciones en el nombre de Jesús cuando estemos cumpliendo la misión de Jesús—ayudar a completar la redención de personas para Dios, de cada idioma, tribu, raza y nación.
Eso no significa que no podemos, o que no debemos, pedirle a Dios lo que necesitamos personalmente para nuestra propia existencia y bienestar. Jesús nos dijo que el Padre cuida de esas necesidades también. Después de todo, somos más valiosos que los pájaros del aire que el cuida, alimenta, y viste (Mateo 6:28-32). Pablo nos instruye: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6-7). Pero sin importar lo no tradicional o anti-tradicional que esto suene, parece que nosotros no necesitamos pedirle al Padre por las necesidades cotidianas en el nombre de Jesús. Por supuesto, esto no quiere decir que no podemos, o que no debemos, invocar el nombre de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, en cualquier momento durante nuestras oraciones, desde el dar gracias por una comida hasta la invocación en un acto de graduación de la secundaria. Pero Dios ya ha prometido separadamente satisfacer nuestras necesidades—incluso sin invocar el nombre y autoridad de Jesús. Jesús había estado instruyendo todo el tiempo a sus discípulos a hacer eso.
Oración Modelo – Cumpliendo la Gran Comisión
Así que parecería que una promesa especial iba a ser inaugurada en un futuro inmediato para los discípulos (con la partida de Jesús). A fin de cumplir la misión—dar fruto duradero, promover el reino, y cumplir con la Gran Comisión—fueron autorizados a pedir en el nombre de Jesús, y tener la certeza de que el Padre contestaría ésas oraciones modelo.
Esto es claramente una depuración de la enseñanza establecida de que si pedimos en el nombre de Jesús podemos estar seguros que Dios accederá a nuestra petición. Tradicionalmente hemos limitado esa promesa añadiendo las palabras "según su voluntad." Sin embargo, iría más acorde con esta instrucción agregar en cambio, "a fin de dar fruto duradero para el reino." La utilización del nombre de Jesús, y la promesa resultante del Padre de contestar, agregan una dimensión anteriormente desconocida o inexplorada del modelo de oración: una especial autoridad para realizar la tarea de dar fruto para el reino de Dios.
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