Mi Campo Fructífero
"Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz" (Colosenses 1:10-12).
"Por tanto hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.”(Santiago 5:7).
Como el granjero espera pacientemente por la lluvia, así también tú debes esperar por Mí. Los muchos años que has pasado preparándote eran necesarios para lograr el resultado que había planeado.
Es como el granjero que toma un área completamente boscosa, llena de malezas y abandonada, convirtiéndola, paso a paso, en una parte rica y provechosa de tierra de labranza. Él entiende los pasos necesarios y no requiere que su tierra produzca antes de estar lista. La tierra que es obligada a producir antes de tiempo produce plantas inmaduras, enfermizas, sujetas a todo tipo de ataques. Así que es paciente, se contenta con seguir la visión mientras valora el proceso.
El proceso es tan importante como el resultado, enseñándole paciencia y comprensión (Colosenses 1:10-12). Una vez que el área boscosa es transformada en tierra de labranza, todavía hay muchos días por delante que requerirán de esas lecciones aprendidas al principio. Cuando el granjero se para en su porche de cara al horizonte, esperando por la lluvia, él sabe que su llegada señalará el comienzo de una nueva estación. Él lo ha visto antes y lo aprendió bien. Sin embargo, esta estación será diferente, produciendo el fruto de toda una vida.
La lluvia viene y el suelo se suaviza. Acepta el arado fácilmente, anticipando la semilla que vendrá. A través de muchos cuidados, sol, lluvia, y de lecciones valiosas, bien aprendidas, la visión da a luz fruto. Todo fluye dentro del tiempo asignado, necesario. Cada paso es crucial y exactamente como se supone que sea. Cada etapa de desarrollo, desde la formación de la tierra por Mi palabra, hasta el primer fruto recogido, está orquestada por Mí.
Por lo tanto, hijo Mío, no mires con corazón ansioso, ni te juzgues duramente. Acepta el proceso con determinación, porque de él viene la respuesta, la siguiente etapa de crecimiento. La tierra fue creada por Mi palabra y tu vida fue formada en lo secreto del vientre de tu madre. Antes de que siquiera hubiera un destello en la mirada de tu padre, Yo ya te conocía, y tenía planes para ti. Saber esto te impedirá tener un corazón ansioso, descontento, y desdeñoso (Filipenses 4:6).
Nunca te obligo a ser algo que no eres, ni te digo que produzcas esta o aquella clase de fruto antes de tiempo. Siempre hay un fruto apropiado para la estación; apropiado para tu etapa de crecimiento. Tú lo has hecho bien.
Recuerda las lecciones aprendidas y no te desprecies. Has avanzado mucho más de lo que crees. El único obstáculo que puede detenerte ahora es creer una mentira del enemigo acerca de tu progreso. Así que, ponte Mi armadura "diariamente" y cuando el enemigo te lance las flechas de duda y acusación, estarás preparado para superar cualquier ataque (Efesios 6:10-18). Confía en Mi carácter y bondad. Conoce esto. Yo no cambio (Hebreos 13:8). Yo estoy a tu favor, no en tu contra. Yo planeé todo antes de que hubieras nacido y lo llevaré a cabo (Efesios 2:10).
Ahora, ha llegado el momento de que te pares en el porche de tu vida, de cara al horizonte. Se ha completado mucho trabajo y tu jardín se prepara para la cosecha. ¡No mires atrás!
Mis nubes están dejando caer lluvia sobre ti, permitiendo que respondan y crezcan muchas semillas plantadas en el suelo de tu corazón. Como el granjero que espera con paciencia y fe, confiando en la bondad de Dios, así lo debes hacer tú (Santiago 5:7, Gálatas 6:9). No esperes con una actitud de quizás. Ten un corazón lleno de anticipación y expectación. Mira al horizonte y conoce que tu tiempo ha llegado. Lo que una vez fue un pedazo de tierra boscoso, lleno de maleza y abandonado, ahora se ha convertido en un campo fructífero, que dispensa fruta jugosa y muy necesitada. Está comenzando a llover.
Oración
Señor, a veces he sido tan visionario, que he desdeñado el proceso. A veces hasta sentí que la dificultad del proceso representaba mi falta de validez -- mi falta de habilidad. Gracias por mostrarme la verdad. Tú me tienes exactamente donde se supone que debo estar en este momento. Lo acepto. Descubrir, remover, nutrir, restaurar, y plantar, es todo parte del proceso.
A veces, he desestimado el valor del fruto que estoy dando en mi vida, buscando algo más grande. Todo buen fruto es valioso para Ti. Hay un fruto para cada estación. Por favor, perdóname por juzgarme duramente. Acepto las pequeñas lloviznas así como el arado. Gracias por los años de preparación, limpieza, y redención de mi tierra. Muéstrame todos los juicios que haya hecho en referencia a mi propio valor y los desecharé. Estoy de acuerdo contigo. Soy fructífero y provechoso en las manos de mi poderoso Señor. Enséñame más. Amén.
Reflexione y escriba en su diario
Derechos de Autor © 2002-2021 AllAboutPrayer.org, Todos los Derechos Reservados